Y es que acaso no toda utopía es melancólica? No todo ideal perfecto resulta ser un espejismo?...
Una utopía es una bella ilusión de la que nunca hemos estado realmente cerca y si lo hemos estado desaparece en cuanto queremos aferrarnos a ella y abrazarla...
Una utopía es un recuerdo, una sonrisa, una lagrima...
Una utopía es un sueño que nunca podremos olvidar pero que siempre recordaremos con melancolía!

...

...



domingo, 23 de mayo de 2010

Conociendo a los desconocidos (Parte 2)


Broad Street
Eran las 7 de la noche y Nicole caminaba por Broad Street una calle muy concurrida, iba perdida en sus pensamientos… Ayer se había quedado a dormir en su habitación en la universidad de Oxford pero realmente no se sintió cómoda, ella no era de las chicas que conversaban de cosas importantes o inteligentes, con mostrar lo que tenía era suficiente para conseguir amigas o mejor dicho seguidoras… pero ¿qué tal si esta vez no quería comenzar así?
 Ayer había llegado con pocas pertenencias a su habitación y puesto a que tenía mucho dinero logró conseguir un dormitorio solo para ella, pero ahora estaba pensando en conseguir una compañera de cuarto, necesitaba a alguien con quien hablar, con quien discutir o lo que sea para sacar de sí misma un poco de esa soledad que la tenía tan amargada. Como era de esperarse su padre no la había llamado si quiera para saber si estaba viva. Raquel la había llamado unas cuantas veces pero eso no contaba ¿¿¿o sí???
- No, para nada esa es su obligación – Pensó Nicole. Cuando llegaron a Oxford Raquel se instaló en la casa que habían comprado, la cual ella solo habitaría los fines de semana si no decidía quedarse a vivir allí. Pero Nicole argumentó para vivir en la universidad de Oxford que no pensaba levantarse temprano para llegar a tiempo a las clases, lo cual pensándolo bien resultaba ser una excusa muy mala tomando en cuenta que vivía a solo unas cuadras y Raquel sabía eso.
Perdida en sus pensamientos como estaba no se percató de que la concurrencia de las calles había terminado hace un buen rato.
Nicole de pronto abrió de par en par los ojos… - Rayos – Pensó.
La calle en la que se encontraba estaba poco iluminada, en algunos faroles la luz titilaba como queriendo escapar. Esto no era Canadá ella no conocía estas calles, ella aquí no era nadie, se volteó a ver si era mejor regresar sus pasos, pero hace rato que la luz y las personas se había perdido de vista.
Se escucharon sonidos de lucha, Nicole no pudo reprimir el escalofrío que la recorrió… Se acercó poco a poco sin hacer el menor ruido al callejón que se encontraba a su derecha y allí fue donde los vio.
Un hombre estaba posado sobre otro y éste alzó la cara antes de que ella si quiera se atreviera a respirar. El dije rojo en forma de lagrima de su medallón empezó a vibrar como por arte de magia y ella no pudo evitar  posar sus manos sobre él.
En cuanto el hombre se percató del medallón en su cuello e hizo un sonido inhumano, un siseo animal y terminó trepando por las paredes de forma bastante irreal.
-Santo Dios, Santo Dios, Santo Dios -  Nicole estaba en shock,  no podía alejarse y ni acercarse al cuerpo que estaba posado en el suelo. Hasta que escuchó un gemido, y eso fue lo que la hizo salir de su parálisis, parpadeó sin creérselo pero aún así se acercó a toda prisa al que para su sorpresa calculó era un muchacho, no mucho mayor que ella.
El hombre tenía los ojos abiertos e intentó decir algo cuando se inclinó sobre él y allí fue cuando vio un objeto incrustado en lo que debía ser su corazón.
Nicole Jadeó, este extraño no iba a sobrevivir a esta aberración.
- Como te llamas – preguntó Nicole desesperada. 
 El hombre logró articular palabra…
- Saca… la – Dijo para la sorpresa de Nicole mientras las lagrimas comenzaron a nublar su visión.
- No no creo que que sea buena idea – tartamudeó Nicole entre sollozos.
- Haz… lo por… favor – Articuló nuevamente el hombre.
Nicole no sabía qué hacer, pensó en llamar a una ambulancia pero ella ni siquiera sabía dónde estaba, ¿Qué podía decir cuando le preguntaran la dirección?...
El muchacho gimió nuevamente como rogándole que actuara.
- Eeestá bien, está bien… pero de verdad no creo que sea lo correcto – respondió Nicole sorbiendo por la nariz.
Las manos le temblaban y el dije en el medallón de su cuello seguía vibrando como advirtiéndole, pero a lo mejor  aquel hombre estaba sufriendo inmensamente y si ella retiraba el objeto de su corazón le haría las cosas más fáciles, obviamente no se salvaría pero le facilitaría una muerte más rápida.
- Ra… pido – la apuró el moribundo.
Y con un fuerte tirón, Nicole retiró el objeto mientras el hombre hacía un sonido alto y desagradable... Después solo silencio.
Nicole empezó a llorar amargamente colocando la cabeza en sus rodillas y abrazándose a sí misma con sus ensangrentadas manos.
Pero nuevamente por la oscuridad del callejón Nicole no se percató de que algo iba mal, aunque el dije seguía vibrando y haciéndole cosquillas, ni que la sangre de aquel extraño no era roja… era negra, ni que mientras ella seguía sollozando el hombre que ya debía estar en el otro mundo se encontraba ahora arrodillado detrás de ella mirándola curiosamente con sus ojos rojos y  el hambre marcada en sus facciones.
- Gracias, mi nombre es Aaron – pronunció con voz irregular el extraño.
Nicole se volteó bruscamente y al mirar la monstruosa cara de aquel hombre, se pegó un fuerte golpe en la cabeza contra la pared. Empezó a ver un poco borroso  y estaba algo mareada pero debido al miedo helado que le recorría las venas seguía consiente.
- Hueles endemoniadamente bien hechicera – dijo el ser inhumano mientras la observaba.
- Yo, yo… No me hagas daño, yo, yo te quise ayudar – dijo Nicole tragándose el miedo.
- Si, aunque aún estoy un poco débil, pero ¿por qué me ayudaste hechicera?- preguntó curioso el extraño.
- No, no no… estas equivocado no tengo ni idea a que te refieres, te estas equivocando de persona, yo, yo no soy una bruja – dijo Nicole asustada.
- ¿Una bruja? Puff! – Aaron dio un resoplido. – Ya veo que no sabes nada pequeña, eso sería una ofensa para cualquier hechicera, la ignorancia no te hace dejar de ser lo que eres –
- Estas loco y vas a matarme… Voy a morir ¿Verdad? – comenzó a lamentarse Nicole.
-  Puede que si, puede que no… Eres un peligro para los de mi especie pero también me salvaste la vida - dijo con algo de dificultad Aaron. Había perdido mucha sangre y había estado al borde de la muerte, lo único que aún lo mantenía en pie es que se había alimentado antes de ser atacado.
Nicole no entendía de que hablaba el monstruo, tampoco notaba la debilidad de Aaron, estaba resignada a una muerte temprana, por lo menos iba a salir en los periódicos y a su padre lo iba a molestar la prensa… Si encontraban su cadáver.
- ¿Puedes dejar mi cuerpo donde puedan encontrarlo?... Me gustaría que mi padre sufra un poco antes de continuar con su vida – dijo Nicole con un poco de humor cercana a desvanecerse.
- Tranquila pequeña… tu sangre me dará más de lo que cualquiera podría darme y es tu bondad es la que te mantendrá a salvo – Respondió Aaron mientras se acercaba y clavaba sus colmillos en la suave piel del cuello de Nicole.

Museo de la Universidad de Ciencias Naturales (Parques Road)
Ya habían pasado 3 días desde que Georgina se había instalado en una hogareña casa de Oxford con su hermano, Andrew había respondido bien al cambio y el día de hoy había comenzado su escuela sin el mayor inconveniente y se le veía de tan buen humor, desde hace dos días que Drew había empezado a las clases en un colegio de excelente reputación.
Eran las 7 de la noche y Georgina se encontraba dando un paseo con Andrew por el museo de la Universidad de Ciencias Naturales que según le comentaron era un buen atractivo para los niños en Oxford.
- ¿Qué te parece?... te gusta este museo drew? – preguntó Georgina a la expectativa.
- Siii Gina… Es super, guaooo mira esooo – Gritó Andrew emocionado.
- ¿Te puedo preguntar algo sin que te molestes? – preguntó Georgina dudosa.
Andrew asintió con la cabeza.
- ¿Extrañas a nuestros padres Drew? – la pregunta salió de la boca de Georgina antes de que si quiera pudiera pensarlo mejor.
La pregunta tomó a Drew de sorpresa y  la tensión se hizo evidente en el aire.
- Drew yo sé que no quieres hablar de ello pero yo siento que debemos, yo siento que tú tienes una visión equivocada de las cosas, de lo que sucedió- Dijo Georgina apresuradamente.
- No Georgina No… ¿Por qué? – Gritó Andrew molesto.
-  No seas malcriado Andrew desde que llegamos aquí he tratado de complacerte en todo lo que has querido, pero no voy a consentir que me faltes el respeto – lo reprendió Georgina.
Andrew estaba temblando de la rabia y antes de que Georgina pudiera reaccionar su hermano estaba corriendo entre la multitud de personas. Cuando reaccionó empezó a correr tras él.
- Andrew, Andrew, regresa aquí – gritaba Georgina desesperada mientras trataba de seguirle el paso a su hermano que por ser pequeño se colaba entre la gente con mayor facilidad.
Otra persona también estaba corriendo pero a ella no le importó, ella solo quería alcanzar a Andrew y pedirle disculpas, ella le daría el tiempo necesario a su hermano para procesar la muerte de sus padres, ella si era necesario no volvería a tocar ese tema con él… ella había visto el dolor en sus pequeños ojos, ella había sido destrozada en eso momento.
Cuando salió del museo por la puerta en la que había salido Andrew miró por todas partes pero había mucha gente, diferentes calles. Georgina empezó a sentirse mareada y se recostó de la pared donde había un asiento.
- Tengo que hacer algo pronto – susurro Georgina mientras la preocupación destrozaba su interior.
Pero no podía moverse, no podía procesar lo que su cabeza le decía a gritos, comenzó a llorar y algunas personas que se habían percatado de lo sucedido se le acercaron y le decían palabras que ella no podía entender, frases sin sentido, también después de un rato escuchó el sonido de una sirena…
Georgina parpadeó y se limpió las lagrimas que caían hacia sus mejillas y se dio cuenta que un hombre uniformado, lo que debía ser un policía de Oxford le estaba hablando.
- Señorita… diga algo – dijo el policía dirigiéndose a Georgina, se volteó y le gritó a otro – Trae a un médico, esta joven entró en shock -.
- Donde está Andrew – preguntó Georgina en un hilo de voz, tanto que era un milagro que el policía lo haya escuchado.
- ¿Andrew? ¿Así es que se llama el niño que se perdió? – Preguntó el uniformado.
- Simon, el extraviado se llama Andrew – Gritó el hombre.
Georgina no tuvo tiempo de responder cuando el policía ya había comenzado a hacer una nueva ronda de preguntas.
- ¿Qué relación tiene usted con el niño extraviado? ¿Dónde están sus padres? ¿Son de aquí de Oxford? ¿Sabe a donde pudo haber  ido? ¿Alguien con el que podamos contactar? -  Preguntó sin parar.
Georgina empezó a sentirse mareada de nuevo, el pánico regresó a ella con una oleada de gran fuerza y de pronto… el mundo se oscureció.

Andrew estaba corriendo, no sabía a donde iba, solo quería alejarse de las preguntas de Georgina, ¿Por qué quería tanto preguntarle sobre eso?, ¿es que acaso no quería ser su mamá?, él la quería tanto como a su mamá… pero él no quería hablar de eso… Siguió corriendo hasta que los pies ya no le daban.
Se detuvo recostándose de un árbol que tenía al frente y comenzó a llorar como cuando era un niño pequeño y Georgina se iba de viaje sin él. Y ahora estaba solo, asustado y sin su hermana.
- ¿Andrew? La voz de un hombre interrumpió sus lamentos y lo llenó de miedo.
Andrew alzó la cabeza y miró al hombre que se dirigía a él.
- ¿Tú eres Andrew verdad?
- ¿Quién eres tú? – preguntó Andrew asustado y desviando la mirada mientras buscaba una salida si la cosas se ponían peligrosas.
El homre colocó sus manos arriba como si fuera un arresto, eso le causo un poco de gracia a Andrew y bajó un poco la tensión.
- Tranquilo vaquero, mira mi nombre es Ethan – dijo pausadamente el hombre.
- Y ¿eso qué? Yo no te conozco – Dijo Andrew a la defensiva.
- Bien chico listo, sé que no me conoces pero yo estaba en el museo y vi lo que sucedió con la mujer con la que estabas cuando empezaste a correr – Explicó Ethan.
- Y ¿eso qué? Volvió a preguntar Ethan inquieto, él sabía que se estaba comportando como un niñíto pequeño, justo como se comportó con su hermana. Al pensar en Georgina las ganas de llorar volvieron a él.
- Oye yo creo que esa chica debe estar bien preocupada por ti, ella también estaba corriendo pero la dejamos atrás en el museo y es que guaooo corres muy rápido jovencito - dijo Ethan tratando de animarlo.
Andrew se secó un poco las lágrimas que se estaban derramando.
- Y ¿ahora como voy a encontrarla? – Preguntó Andrew mientras sollozaba.
- Bueno yo estoy seguro de que preocupada como estaba se va a quedar justo en el museo esperándote – Le aseguró Ethan.
- ¿Tu crees? –preguntó dudoso Andrew. – Pero ya no sé como regresar – agregó.
- Primero no creo, estoy seguro y segundo yo mismo te puedo llevar al museo de nuevo hasta que encontremos a tu amiga – dijo Ethan sonando como un amigo.
- Mi hermana respondió Ethan, Georgina es mi hermana – Dijo Andrew.
- Ahh bueno entonces vamos antes de que preocupe a sus padres con esto – respondió Ethan.
Comenzaron a caminar pero Ethan notó que Andrew estaba muy cansado.
- Ya no falta mucho - Comentó Ethan.
- Gina no puede llamar a nuestros papas – respondió Andrew.
Ethan frunció el ceño.
- Estan muertos, murieron en un accidente de avión – agregó Andrew
- Oh cuanto lo siento pequeño – se disculpó Ethan preocupado.
Terminaron de cruzar una calle cuando Andrew y Ethan pudieron ver  al final del callejón estaba el museo y junto a él muchas personas reunidas y patrullas policiales.
- Gina va a matarme- Tragó grueso Andrew.
Georgina había vuelto en sí pero la enfermera no la dejaba bajarse de la ambulancia.
- Usted no entiende, mi hermano está solo por ahí, de noche sin saber a dónde ir, debo ir a buscarlo… Por favor solo es un chico de 10 años – Suplicaba Georgina.
- Y ¿Usted sabe a donde pudo haber ido? – preguntó la enfermera sonriendo falsamente.
Georgina estaba a punto de darle un puñetazo en la cara cuando vio entre la multitud a Andrew tomado de la mano de un hombre que ella no reconocía, su hermano estaba mirando entre la gente como buscándola.
Georgina sin pensarlo empujó a la enfermera y empezó a correr hacia Andrew. Cuando él la vio apretó fuertemente la mano de Ethan.
- Ve  - Le susurró Ethan al pequeño.
Andrew corrió hasta encontrarse con una llorosa Georgina que lo abrazaba y besaba como si no lo hubiera visto en años.
- Perdóname Hermanita- pidió Andrew llorando también.
- Shhh Drew, lo siento, lo siento tanto bebe– lo tranquilizó Georgina – pero no vuelvas a hacer eso en tu vida o me vas a matar Drew- agregó.
Ethan se acercó hasta ellos pero no hizo el menor ruido.
Georgina soltó a Andrew del abrazo de plomo en el que lo tenía en cautiverio y alzó la vista hacia el hombre que le había llevado sano y salvo a su hermano. Sin si quiera detenerse a pensar lo que estaba haciendo se le tiró echó encima lo abrazó, beso sus mejillas mientras repetía una y otra vez – Gracias, gracias, gracias -.
Ethan se sonrojó mientras Georgina lo soltaba de  pronto sonrojada también.
El se encargó de hablar con todos y darle las gracias a los policías y luego regresó hasta donde se encontraban Georgina y Andrew.
- Bien, por aquí está todo en orden – dijo Ethan picándoles el ojo.
- Nuevamente gracias – Dijo Georgina mientras Ethan estacionaba el carro fuera de la casa de su casa, este se ofreció a llevarlos, después de todo se había hecho tarde... Ambos intercambiaron números y Ethan le comentó para su sorpresa que vivía a solo unas cuadras de allí.
Andrew se había quedado dormido y Ethan se ofreció a llevarlo dentro para no despertarlo, Georgina sentía que estaba abusando pero ella no le estaba pidiendo nada, él solo era el que se ofrecía. Le invitó una taza de café y hablaron un poco, ya que ella se sentía exhausta.
Cuando fue a despedirlo en la puerta vio sus rasgos  iluminados por la luz de la luna. Y su corazón empezó a palpitar rápidamente, y es que el hombre tenía su mérito, no solo era todo un héroe, era considerado, amable, caballero y ahora es que se daba cuenta de que era guapo, excesivamente guapo, con ese cabello rojizo, ojos azules  y con ese leve vello en la cara que lo hacía ver un poco descuidado pero tan sexy.
Georgina sacudió sus pensamientos mientras Ethan se despedía le tomaba la mano y la acercaba a sus labios.
En cuanto Ethan besó la mano de Georgina sintió una extraña sacudida de energía y al parecer ella también lo había percibido porque sus ojos estaban ampliados, sus labios húmedos, sus mejillas pecosas sonrojadas, ese cabello rojizo que se veía tan bien en ella.
Georgina dio un paso adelante y él se echó atrás como si hubiera despertado de un hechizo.
Le volvió a dar las buenas noches y salió como alma que lleva el diablo montándose en su carro y arrancando al segundo siguiente.
Georgina se quedó durante unos segundos confundida en la puerta y luego sacó todo se su mente y se fue a acurrucar en la cama de Andrew.

3 comentarios:

  1. Ahhhh!!
    apareció mi Aaron!! *-*
    oh diooos!!
    espero el prox Soni!

    ResponderEliminar
  2. felicidades espero el prox pronto gracias creo ke me encanta ethan

    ResponderEliminar
  3. Ajajaj que comica Nicole ummm me a gustado Aaron y en cuanto a Ethan el es E?? verdad creo no se seguire leyendo a ver que tal!!!

    ResponderEliminar

Librooos xD